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Eduardo Nicol

Las ideas se usan. Como los implementos de trabajo, se ela­boran para que presten algún servicio, y se incorporan así a los llamados `usos y costumbres` de los hombres. Pero los hombres cambian sus costumbres, y todo lo que ahora es usual para ellos está en inminencia de ser lo desusado o ca­duco. Esto representa un peligro para las ideas, es decir, para los hombres que las usan. Porque las ideas no son inertes, como los utensilios, sino entidades vivas, y el desuso de las que se hicieron familiares es, para el usuario, como la muerte de un familiar. Es cierto que algunas ideas envejecen. La ca­ducidad y la sustitución se aceptan entonces ecuánimemente, y hasta con satisfacción: el cambio es signo de vida ideológica.
El uso y desuso de las ideas se rige por una ley de economía biológica: para alojar lo nuevo hay que desechar lo que ya no es de buen uso. Así ocurre con las ideas que representan ideales. Estas son las más efímeras, pues viven de la oportu­nidad, que es pasajera. También son oportunas, que quiere decir mudadizas, las ideas de valor, las ideas entendidas como proyectos y aspiraciones comunes.

Idioma Español
Publicación 1978
Editorial Universidad Nacional Autónoma de México
Categoría Filosofía


Descargar La primera teoría de la praxis de Eduardo Nicol