El dolor
Adolfo Pérez AgustíCausas y curación (Tratamiento natural nº 49).
Se estima que más del 90% de las consultas médicas tienen como justificación el dolor. Es más, posiblemente si las personas no sintiéramos dolor, seguramente no acudiríamos al médico. El dolor, además, nos alerta de que tenemos un sistema orgánico que está ahí, que funciona sin apenas darnos cuenta y que solamente somos conscientes de su presencia cuando está alterado y dolorido.
Sentir dolor deja desvalidas a la mayoría de las personas, impidiéndoles disfrutar de sus actividades diarias y ocasionando con el tiempo un quebrantamiento de su carácter, involucrando en ello a las personas que les rodean. Hasta tal punto es así, que no hay nada que ocasione más deseos de morir que un dolor intenso y prolongado.
Indudablemente con la llegada de los opiáceos la humanidad ha conseguido controlar cualquier clase de dolor, pero para el dolor normal no existen remedios infalibles, aunque la medicina natural aporta soluciones que aúnan la disminución de los síntomas y la resolución de la enfermedad causante, además de su alta inocuidad. De poco nos valdría mitigar un dolor, si a causa del tratamiento afectamos a otra parte orgánica que tarde o temprano nos ocasionará un nuevo dolor.
Las civilizaciones antiguas que han grabado su historia en tablas de piedra, nos cuentan historias sobre el dolor y los tratamientos utilizados: presión, agua caliente, y el sol. Los primeros humanos que intentaron controlarlo lo relacionaban con el mal, la magia y los demonios, así que el alivio fue inicialmente responsabilidad de los brujos, chamanes, sacerdotes y sacerdotisas, que utilizan las hierbas, ritos y ceremonias como tratamientos.
Los griegos y los romanos fueron los primeros en avanzar en una teoría sobre esta sensación física, insistiendo en que el cerebro y el sistema nervioso tienen un papel en la producción de la percepción del dolor. Pero no fue hasta la Edad Media y hasta bien entrado el Renacimiento en los años 1400 y 1500, que comenzó a admitirse que estas teorías tenían fundamento. Leonardo da Vinci y sus contemporáneos llegaron a creer que el cerebro era el órgano central responsable de la sensación, aunque también desarrolló la idea de que la médula espinal transmite sensaciones al cerebro.
En los siglos 17 y 18, el estudio del cuerpo y los sentidos siguió siendo una fuente de asombro para los filósofos del mundo y en 1664, el filósofo francés René Descartes describió lo que hasta hoy todavía se llama el "camino del dolor." Para explicarlo realizó unas ilustraciones de cómo las partículas de fuego, en contacto con el pie, viajan al cerebro, comparando la sensación de dolor con el tañido de una campana.
En el siglo 19, el dolor fue objeto de revisión gracias al avance de la ciencia médica, preparándose entonces el camino para los avances en la terapia del dolor. Pronto descubrieron el opio, la morfina, la codeína y la cocaína como tratamiento, así como la aspirina, hasta hoy el analgésico más utilizado. En poco tiempo, la anestesia general y la local se mejoraron y pudieron ser aplicadas en cirugía.
En este libro se estudian los diferentes tipos de dolor, las causas y el tratamiento natural y convencional.
Idioma Español
Publicación 2015
Editorial Ediciones Masters
Categoría Salud y Deportes
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