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Adolfo Pérez Agustí

Pocos jóvenes menores de 20 años saben hoy quien es Charles Chaplin y muy posiblemente ni siquiera hayan oído hablar de Charlot, como tampoco habrán visto en su vida una película del Gordo y el Flaco o de Buster Keaton. Mientras que de otros grandes actores se reponen con frecuencia en la televisión sus mejores películas y con ello vuelven a nuestro recuerdo personajes que un día fueron tremendamente populares y a quienes la industria del cine ha glorificado, los que tuvieron la desgracia, o la suerte, de ser famosos en la etapa del cine mudo es muy posible que pronto desaparezcan de la memoria de los viejos aficionados. Hoy la competencia entre las cadenas de televisión es tan grande y tan dominada por las listas de audiencia, que a la hora de la programación se juega sobre seguro y el cine mudo no es una buena opción. Charles Chaplin, que se inició con éxito durante la época gloriosa del cine mudo, no quiso incorporarse al sonoro cuando aún pudo hacerlo y eso le puede suponer pasar al olvido o, cuando menos, ser considerado una reliquia sin más interés que para ser revisada en las filmotecas. Que Charles Chaplin fue un genio del cine nadie lo duda y por eso se han escrito numerosas biografías y se seguirán escribiendo durante muchos años. Sin embargo, apenas comience el nuevo siglo la mayoría de las personas que tuvieron la fortuna de poder ver sus mejores películas en las salas cinematográficas habrán muerto y es muy probable que su recuerdo solo sirva para ilustrar las nuevas enciclopedias del cine. Y es que Chaplin nunca pudo sospechar que del sonoro dependería el que sus películas fueran exhibidas una y otra vez en la televisión, única manera eficaz de que su maravillosa obra cinematográfica fuera vista por las nuevas generaciones. Repasen un poco los nombres de aquellos artistas de cine que vivieron y rodaron películas cuando Chaplin aún era un personaje célebre y se darán cuenta de la triste realidad. Los aficionados se acuerdan de Greta Garbo, Marlene Dietrich, Judy Garland, Gene Kelly, Bob Hope o Big Crosby, precisamente porque aunque sus películas sean de una época anterior a su nacimiento las han podido ver en televisión. Para ellos son actores antiguos, ya fallecidos, pero al igual que entusiasmaron a sus abuelos pueden entusiasmar de nuevo. De la extensa filmografía de Chaplin han desaparecido casi totalmente los numerosos cortos que realizó y solamente se han repuesto en televisión los filmes de su última época, cuando el sonoro era ya una realidad cotidiana en el mundo. Pero, aún así, el horario de exhibición se centra en unas horas de la madrugada en las cuales solamente un cinéfilo puede mostrar algún interés en verlas. Los demás espectadores, las nuevas generaciones, permanecen ausentes ante este tipo de películas. La finalidad de este libro es, por tanto, llamar la atención sobre uno de los mejores genios del cine mudo, del blanco y negro, aunque ello suponga salirse bruscamente de la línea marcada por las grandes superproducciones llenas de efectos especiales.


Idioma Español
Publicación 2012
Editorial Ediciones Masters
Categoría Biografías y Memorias


Descargar Charles Chaplin de Adolfo Pérez Agustí